Los ojos amorosos de mis abuelos, padres y hermanos,
dejaron su luz y pintaron su asombro,
su momento
en los techos viejos de mi casa.
Casa pueblerina de amarillentos ladrillos
el barrenador del salitre carcomió tus pilares,
enemigo cruel,
eterno, de los más suaves recuerdos.
Aquí se puede oler el humo del infatigable brasero
donde se consumen los sabores del pasado
en la ofrenda de una despostillada taza de café.
La lluvia y el frío empiezan a hablarnos duramente
con la molesta incomodidad de los pies acalambrados,
la nariz helada se va entibiando
al oler las tortillas de trigo
saliendo del comal
acariciadas antes por las morenas manos
de mi madre.
Las máquinas agrícolas,
los tractores en su trayecto cotidiano
saludan con sus potentes motores a los visitantes
de esta casa pueblerina.
Los naranjos siguen ofreciendo su agua dulce
al paladar más exigente.
En mi casa pueblerina
hay sembradíos de frijol, cebolla y calabaza
y los guayabos y limoneros han sido testigos de amorosos soliloquios
de los que aquí vivimos.
Los ratones corren su algazara por los tejados
aquí se detienen para hacerle compañía a los
demás roedores de mi casa.
Casa querida
la humedad de la desolación al verte casi en ruinas
se me unta dolorosamente en las rodillas.
Cascabelean en tus escondites mis travesuras.
Cada parte de ti es una página mía.
casa querida. Mi casa.
1985
miércoles, 27 de enero de 2010
Madre Música
Madre,
qué oscuridad tan grata para ver la luz
oscuridad para sentir la luz
túneles de viento me llevan a ti.
Madre,
en la luz y la sombra DIOS está ahí.
Somos música
y yo y tú en el pentagrama de la vida.
madre, madre, ¿estás ahí?
Sí, hija aquí estoy esperando para ti.
Aquí está madre, el arpa de mis besos
te doy esta ofrenda de sonidos suaves
toma para ti los mejores sonidos del silencio
del silencio, amoroso de Yerevan.
Huelo, siento el aire musical
que impregna nuestro cuerpo.
Deslízate por el viento azul y mírame
recógeme en tu buen amor.
en ese manto piadoso de tu ternura
aquí está el maná, la tierra prometida.
Qué busco, qué buscamos
las cadencias de la madre
pulsar las notas musicales de su nombre.
Lograr el ardor de la belleza.
Aquí están madre estos ángeles versátiles que tocan para ti.
Aquí están Ara y Nona, aquí están los demás
aquí estamos todos madre
aquí está el maná, la tierra prometida.
Eres el bronce del trombón y de la tuba
soy tu caracola, rama hueca.
Regala madre tus labios en el metal sonoro
sopla suavemente y danos el sonido melodioso.
Deslízate entre notas
eres lira, sonido, música.
Tu amor madre, instrumento que vibra
calidoscopio de sonido.
Sonido puro como el diapasón,
sonido brillante como el violín
las líneas de tu sonido puro y dulce
son como la flauta de pan,
combinación de amor y fe, eso eres madre
madera y metal en el túnel del viento.
Eres columna
eres hecha de caña, dulce flauta de pan
madre, aprietas las teclas del desamor y la melancolía
y buscas combinar sonidos hasta lograr la armonía
aquí está el maná madre, en este pentagrama terrenal
aquí está la tierra prometida.
Mayo del 2008
qué oscuridad tan grata para ver la luz
oscuridad para sentir la luz
túneles de viento me llevan a ti.
Madre,
en la luz y la sombra DIOS está ahí.
Somos música
y yo y tú en el pentagrama de la vida.
madre, madre, ¿estás ahí?
Sí, hija aquí estoy esperando para ti.
Aquí está madre, el arpa de mis besos
te doy esta ofrenda de sonidos suaves
toma para ti los mejores sonidos del silencio
del silencio, amoroso de Yerevan.
Huelo, siento el aire musical
que impregna nuestro cuerpo.
Deslízate por el viento azul y mírame
recógeme en tu buen amor.
en ese manto piadoso de tu ternura
aquí está el maná, la tierra prometida.
Qué busco, qué buscamos
las cadencias de la madre
pulsar las notas musicales de su nombre.
Lograr el ardor de la belleza.
Aquí están madre estos ángeles versátiles que tocan para ti.
Aquí están Ara y Nona, aquí están los demás
aquí estamos todos madre
aquí está el maná, la tierra prometida.
Eres el bronce del trombón y de la tuba
soy tu caracola, rama hueca.
Regala madre tus labios en el metal sonoro
sopla suavemente y danos el sonido melodioso.
Deslízate entre notas
eres lira, sonido, música.
Tu amor madre, instrumento que vibra
calidoscopio de sonido.
Sonido puro como el diapasón,
sonido brillante como el violín
las líneas de tu sonido puro y dulce
son como la flauta de pan,
combinación de amor y fe, eso eres madre
madera y metal en el túnel del viento.
Eres columna
eres hecha de caña, dulce flauta de pan
madre, aprietas las teclas del desamor y la melancolía
y buscas combinar sonidos hasta lograr la armonía
aquí está el maná madre, en este pentagrama terrenal
aquí está la tierra prometida.
Mayo del 2008
Esta existencia
Para los enfermos de cáncer
Esta existencia no es de color
como el lazo simbólico que distingue el reto,
el seguir a la vida
el aire se suspende
y el corazón pierde ritmo
se vuelve fatigado y hasta calvo y loco.
Abramos las ventanas
y si hemos de morir que entre el sol.
Tiéndeme la mano
para que no exista oscuridad
sé un lazo brillante en la morada
quizá hoy moriré
pero sé que soy alma
en las horas de vigilia
donde nunca duerme Dios.
Esta existencia no es de color
como el lazo simbólico que distingue el reto,
el seguir a la vida
el aire se suspende
y el corazón pierde ritmo
se vuelve fatigado y hasta calvo y loco.
Abramos las ventanas
y si hemos de morir que entre el sol.
Tiéndeme la mano
para que no exista oscuridad
sé un lazo brillante en la morada
quizá hoy moriré
pero sé que soy alma
en las horas de vigilia
donde nunca duerme Dios.
No al Beso
No al beso con microbio y sin defensa
que al transmitirte la infección te dan ofensas.
No al beso gripiento y salivoso
a ese que te dan untándole veneno.
No al beso empalagoso y ajetreado
el que te da el transeúnte y el empleado.
No al beso de saludo, de criticar agudo
que rompe con el buen gusto y te deja el disimulo.
No al beso que se ha vuelto una costumbre
que en vez de amor, te deja lumbre
por no decir que azufre
porque aquel que lo recibe sufre.
No, no, no al beso hipocritón y salivoso.
que al transmitirte la infección te dan ofensas.
No al beso gripiento y salivoso
a ese que te dan untándole veneno.
No al beso empalagoso y ajetreado
el que te da el transeúnte y el empleado.
No al beso de saludo, de criticar agudo
que rompe con el buen gusto y te deja el disimulo.
No al beso que se ha vuelto una costumbre
que en vez de amor, te deja lumbre
por no decir que azufre
porque aquel que lo recibe sufre.
No, no, no al beso hipocritón y salivoso.
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